Titulo: El Arte Argentino del Siglo XXI
Edición: Año 2000
Lugar de presentación: Centro Cultural Borges - 22/11/2000
Prólogo: Como los cedros del Libano
La historia, según lo afirmaba Cicerón antes de la era cristiana. es maestra de la vida. Y cualquiera haya sido la existencia de alguien sobre esta tierra, es innegable que se la mida en pasado. De ese pasado surgen asimismo las experiencias: no hay otra forma. Y solamente basados en las experiencias que se hayan tenido, puede conjeturarse (no hay un verbo más seguro, de sí y de su circunstancia) el futuro.
Un milenio está por concluir (no creo que valga la pena detenerse a discutir, ya se lo ha hecho, sin resultados satistactorios) y otro, pródigo en promesas y en perspectivas, por comenzar. Dentro de unos meses ingresaremos en el Siglo XXI. La diversidad de expresión, la popularidad alcanzada, la aparición en distintas épocas, de movimientos que llegaron incluso a tener fuerza y empuje políticos, han convertido a las artes visuales, reforzadas por su diversidad, en un elemento rector de la cultura de una nación o de un grupo étnico.
Lejanos están, pero qué necesarios fueron como factor impulsante de este desarrollo, el hombre primitivo y sus expresiones rupestres; lejanos, pero no olvidados. Dichas artes siempre constituyeron un elemento de superioridad, no sólo estéticas, elemento que fue cambiando y adaptándose a las distintas necesidades que la historia a su vez planteaba: arte greco-latino, arte bizantino, tallas medievales de marfil, tapicería sacra, renacimiento, proporción áurea, cruz de San André, barroco, rococó, neoclasicismo, realismo, impresionismo, arte nabí, cubismo. intimismo, arte geométrico, abstracción, arte generativo. Y no he nombrado sino a las escuelas de mayor importancia, que serán continuadas una vez finalizado este milenio, porque el arte, éste arte en especial de la pintura se desenvuelve en grandes arcadas temporales, debajo de las cuales buscan su inspiración y sus temas todos los artistas, que seguirán en esa búsqueda. Y que harán eclosión, de cuando en cuando, y con obras que inauguren nuevos caminos, como en su momento lo hicieron un Giotto o un Jackson Pollock, un Leonardo o un Henry Moore, un Picasso o un Rafael, un Miguel Angel o un Calder. un Benozzo Gozzoli o un Malevitch, un Piero Della Francesca o un Cézanne, un Fantín-Latour o Monet.
Porque el destino del arte no es empequeñecerse y desaparecer, sino permanecer largamente, y para dar testimonio. Un Pettorutti o un Bernaldo de Quirós, un Spilinbergo o un Carlos Alonso, un Fernando Fader o Gómez Cornet, un Prilidiano Pueyrredón o una Raquel Forner, un Antonio Alice o un Leopoldo Presas, todos ellos, y muchísimos más, han recibido, y los hacen germinar en tierra nutricia, a los granos de mostaza de los que hablan los Evangelios. Tiempo vendrá en el que cada uno dará sus frutos, que se multiplicarán casi infinitamente, y ese es el verdadero tesoro que nos está trayendo ya el siglo XXI. Nosotros entonces no estaremos, habremos desaparecido, convertidos en polvo, un remolino más en el viento de la eternidad. Pero el Arte Argentino, el nuestro, que en este volumen recoge alguno de sus frutos menos fugitivos, permanecerá y florecerá, como dicen los Salmos, con la lozanía y el esplendor de los cedros del Líbano.
César Magrini - Escritor y Crítico de Arte.